Espectaculo lamentable. Sólo de esta manera se puede calificar la acttitud de la Federación Internacional de Automovilismo durante esta semana. Primero de manera unilateral aprobaron el nuevo sistema de puntuación sin contar con el beneplácito de los equipos ni de los pilotos. Durante días se amparaban en el apoyo de la opinión pública mundial, esto se desmoronó con la publicación de las primeras encuestas al respecto. Las reacciones en contra de los pilotos, lideradas por Fernando Alonso hostigaban a los dirigentes de la FIA. Cuando todo parecía quedarse cómo quería la FIA, los contrarios realizaron una jugada maestra que ponía en jaque a la FIA.La asociación de equipos (FOTA) emitió un comunicado en el que anunciaba que el nuevo sistema para decidir el campeón del mundo (el que lograse más victorias) vulneraba el propio Código Deportivo Internacional de la FIA. Y más concretamente el artículo 199, epígrafe C. En dicho punto se exige al menos un plazo de veinte días entre la publicación del cambio del reglamento y el inicio del campeonato. La decisión del Consejo Mundial fue el 17 de marzo y el comienzo es el 29, en Australia. Y tampoco cumplía el procedimiento del apéndice quinto del reglamento deportivo que rige la F-1 y el artículo 199 epígrafe D, en el que se permiten los cambios si hay un acuerdo unánime entre los participantes, lo que no se cumple.
Ante la presentación de un documento que demostraba que la FIA había actuado en contra de su propio código, los responsables de la Federación se apresuraron a redactar un comunicado en el que se anunciaba el retraso hasta 2010 de la implantación de el nuevo sistema de puntuación. ¿Cómo es posible que un deporte con tanta repercusión a nivel mundial y que mueve tanto dinero sea controlado por dos enajenados como Bernie Ecclestone y Max Mosley? Si no fuera por gente como Alonso, Schumacher, Senna, Prost, este deporte se habriá hundido hace mucho tiempo y corre un serio peligro mientras siga en tan malas manos.
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